
Estamos viviendo una época de querer resultados “aquí y ahora”, pero cuidado, en el post parto aplica mejor el “despacio que tengo prisa”.
La solución más fácil y rápida para darnos ese placer psicológico, es meterte una faja o cinturilla rígida, que “desaparezca” o disimule de manera inmediata ese volumen abdominal, que nos apriete y nos de esa sensación de seguridad que tanto deseamos volver a experimentar.
Pero debes saber que ese remedio instantáneo, puede retrasar tu recuperación, ya que para que los tejidos se reparen y recuperen su tono muscular, es necesario una buena circulación sanguínea y que los músculos tengan movimiento, para que se vayan activando poco a poco con las actividades cotidianas, como el simple hecho de respirar correctamente. Y díganme ¿quién puede respirar bien con una faja rígida y apretada puesta?.
Perdón, pero pensar que con una faja se van a fortalecer los músculos abdominales, es tan absurdo como pensar en enyesarse los brazos para tenerlos musculosos y marcados. El principio es el mismo, si tú pones un agente externo (en este caso la faja), a realizar el trabajo que deberían hacer tus músculos por sí solos, éstos dejarán de tener la necesidad de activarse y trabajar, debilitándose aún más de lo que ya estaban por el embarazo ¿te hace sentido?
En general, los profesionales actualizados no la aconsejan, salvo para cuando hay hernias dolorosas y diástasis de más de 5 cm y aún así, no todo el día, ni por mucho tiempo.
Cuéntame... ¿tu usaste faja? ¿Cual fue tú experiencia? Comenta abajo..